miércoles, 9 de mayo de 2012

“La Lonely Wonder Woman hace Rating” o “el tubo de ensayo”


“La Lonely Wonder Woman hace Rating” o “el tubo de ensayo”
Diciembre 5 2013.

Estoy empezando a notar un patrón. Guapas, inteligentes, exitosas, apasionadas por su trabajo y…solas. No me estoy inventando el fenómeno de la lonely wonder woman ( en adelante, LWW);  tengo un acervo de pruebas mediáticas que sustentan mi teoría de que las mujeres como yo hacemos rating. 

Durante años seguimos los enredos y desenredos de Mónica y Rachel en Friends (todos tenemos una amiga que es la Rachel o la Mónica de la dupla); acompañamos a Carrie Bradshaw en sus aventuras neoyorquinas, esa vil falacia de la mujer liberada que vive de los one night stands y de sus zapatos. Falacia porque hasta ahora me parece un auto atentado al género que a esta señora la hayan plantado en el altar, le hayan obligado a renunciar a su boda ideal y aún así, haya terminado perdonando al Big butthead ese. Pendejada de ejemplo de liberación nos resultó Carrie.  Más recientemente, Cristina en “Los caballeros las prefieren brutas”,  es  esta exitosa diseñadora a quien su prometido le traiciona con su mejor amiga (la típica BRUTA), y su happily ever after se transforma de la noche a la mañana en un all by myself.  (Esta en particular me llega, por las razones que son de dominio público).  Y mi favorita, “Susana y Elvira”, unas blogueras colombianas que en vez de perder sus iluminadas reflexiones sobre el amor y el sexo en los cafés con las amigas o en el group chat de whatsapp, decidieron recoger estas perlas de sabiduría en un website que luego se convirtió en una serie de Youtube del cual no soy fanática sino devota. Alguien que puede decir sin rodeos que las chick flicks nos cagaron la vida por los estándares absurdos sobre el amor que nos metieron en el cerebro, se merece por lo menos una calle en su nombre, un trago, algo.

Quiénes son (oops, somos) las LWWs que tanto alborotan los ratings de sintonía en televisión e internet? Se identifican algunos patrones de comportamiento comunes. Su  pasión desbordada por su trabajo: hablamos de la columnista exitosa en una revista de moda, la diseñadora talentosa, la periodista que tiene el Púlitzer en la mira, you name it. El punto es esta convergencia entre la habilidad indiscutible para su trabajo y el amor que este le genera. 

En la mayoría de los casos son fanáticas de la lectura, les gusta el café, y son mordaces y críticas de cómo funciona el mundo. Sus archi enemigas son las mujeres incapaces del autoanálisis, la reflexión o de fluctuar de vez en cuando a temas de actualidad sin quedarse con la boca abierta. Los comentarios que las LWWs hacen durante las rondas de preguntas en los concursos de belleza les harían dignas de entran en las puertas del infierno y directo al VIP. No es un desprecio por la belleza, ojo, es un desprecio por la falta de neuronas.

Las LWW tienen historia, y no siempre es bonita. Atrás de toda LWW hay un cavernícola que la sacó del cuento de Disney/telenovela de Televisa donde vivían antes de conocerlo. Que le hizo entender que los príncipes no existen y que es más probable que una hamburguesa McDonalds cante a que un Mc Dreamy o un Mc Steamy existan en el mundo real. El cavernícola es el factor que pone en tela de duda la incontrovertible inteligencia de  las LWWs, porque no se entiende que mujeres guapas, preparadas y con todo a su favor se fijen en especímenes que más parecerían encajar en un libro sobre el Pleistoceno que en una fábula de los Hermanos Grim.

No obstante, al cavernícola hay que reconocerle que logró lo imposible: convertir a la cerebral y centrada LWW en un pobre remedo de Marimar, suspirando junto a las olas y cantando alguna de Ana Gabriel,  mientras el joven Sergio parte a la capital. Con su mejor amiga, seguro.

Esta ruptura en la hasta entonces calmada vida de la LWW, la sume en un mundo de incertidumbre que no puede controlar. Porque esto es lo único que no le enseñaron en la maestría, y por más que busca en la sección de autoayuda, no encuentra respuesta en los libros, su fieles aliados que ahora le dan la espalda. Nadie se ha inventado el diccionario cavernícola-español-español cavernícola, nadie puede darle un manual para descifrar el intrincado mundo del portador del cromosoma Y, para quien la belleza, el talento, la autosuficiencia, y el éxito tienen la misma cara que Linda Blair proyectando vómitos demoníacos. Qué quieren? Es la pregunta que dirige la vida de las LWWs; responderla se convierte en su leit motif, y aunque en múltiples instancias deciden que mejor solas que mal acompañadas, finalmente buscan a su One, su Big, Su McDreamy, que le pruebe que todo lo que dice de los hombres está mal. Que debe existir un prince charming entre tanto cromangnón. Van de tumbo en tumbo en el tenebroso mundo de las dates, ciberdates, blind dates, y todos los tipos de dates que el género humano ha inventado para no sentirse tan solo, y solo se encuentran con más especímenes raros que sirven para desperdiciar Kleenex, reírse con las amigas y volver al punto de partida: No entiendo nada. 

Siendo yo un estereotipo de LWW, me pregunté hoy si no podré hacer algo más que tener comentarios agudos en el group chat de whatsapp con mis compañeras de lucha amorosa; al fin de cuentas estos tropiezos pueden contribuir para que nuestras congéneres caigan con mejor suerte cuando caminen por el indescifrable mundo cavernícola y sus habitantes. Y como esto vende, quien sabe si un día termino con Louboutin auspiciando mi blog y Jessica Alba personificándome en prime time.  Así que este es mi tubo de ensayo. Take one del episode one del chick flick de mi vida. En el peor de los casos, mis amigas me agradecerán haber hecho un archivo histórico de nuestras agudas e inteligentes conversaciones, en proceso desde 1990y tanto. And counting.